REMEDIOS DE VENTA LIBRE

¿Qué quiere usted tomar después de tomar Coca-Cola?

 

 

Un poco más de Coca-Cola, ¿Verdad?

 

Las drogas psiquiátricas (conocidas también como drogas pesadas) para los niños se están vendiendo como la Coca-Cola y a juzgar por el crecimiento de denuncias ante la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos, http://www.ccdh.es  ya se ha cobrado demasiadas vidas.  

 

A quienes nos interesa la salud emocional, quienes estamos preocupados por la proliferación de la droga en los jóvenes, la etiqueta diagnóstica que se ha puesto tan de moda, el TDAH, Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, plantea un interrogante que debemos tomar con seriedad porque crece el suministro de drogas psiquiátricas a los niños inquietos, a los indiferentes, o a los torpes, a los meticulosos, a los retraídos, a los olvidadizos, a los que tienen dificultades con la ortografía, con las matemáticas. Etcétera. Con esta etiqueta tan abarcadora, cada vez más niños vitales terminan siendo medicados con fármacos psicotrópicos de alto poder adictivo y efectos colaterales que les alteran la mente. No solamente no sabemos a ciencia cierta si estos remedios realmente son necesarios y efectivos en todos los casos, sino que al parecer tampoco se difunden por completo ni las peligrosas derivaciones, ni las auténticas implicancias del suministro de los mismos. Afortunadamente, la lucha contra la presión de los grandes poderes económicos interesados en incrementar la venta de estos medicamentos no se hizo esperar como puede apreciarse en estas cartas de advertencia dirigida a los laboratorios. Léase, por ejemplo, la Carta de advertencia sobre el Focalin XR, la Carta de advertencia sobre el Methylin

Ahora piense con intención antes de responder:

¿Qué quiere usted tomar después de tomar Coca-Cola?

 

Un poco más de Coca-Cola, ¿Verdad?

 

Correcto. 

Por supuesto, usted no se ha tomado la molestia de preguntarse si realmente le calma la sed, si la Coca-Cola de veras refresca mejor, o a qué se debe que le regresen esas ganas de más Coca-Cola porque posiblemente, usted ya sospeche la respuesta. De modo similar, al descubrir ese remedio que tan formidablemente calma la acidez, seguramente empezará por dejar de comer lo que sospecha que le produce acidez. Pero ¿cómo reacciona usted ante la acidez reiterada? ¿Se detiene a reflexionar sobre esos aspectos de su vida que le están resultando ácidos, difíciles digerir o tragar? ¿O decide comprarse ese antiácido magnífico para tenerlo a mano en el botiquín de su casa?

Desde luego, m ás adelante en este espacio voy a referirme a las Flores de Bach.  En primer lugar, alertar y de alguna manera desalentar a aquellos entusiastas que pretenden que 2 gotas de Flores de Bach sean suficientes para que ocurra el milagro. Tal presunción es una ingenuidad equiparable a esperar a que el antitranspirante de moda resuelva los problemas de la transpiración, que los medicamentos para quemar grasa resuelvan el problema con la comida, que la vía cosmética resuelva la timidez que ocasiona el acné juvenil, que el protector bucal resuelva el problema del bruxismo, o que el antimicótico vaginal resuelva las dificultades vinculadas con la vida sexual. Así como las Flores de Bach tomadas de modo tentativo harán poco o nada, del mismo modo la vía cosmética no resolverá el problema de base. Ya sabemos lo que ocurre al maquillar una cara sucia. Las personas transpiran por alguna emoción perturbadora que puede ser miedo, apuro, timidez. Lo mismo vale para el acné, el bruxismo, las caries, la micosis vaginal. Etc.   No es necesario ser un investigador avezado para comprobar que en prácticamente la mayoría de los casos, el axioma de Edward Bach se aplica inexorablemente. Toda enfermedad tiene su ra Toda enfermedad tiene su raíz emocional, La enfermedad es la última etapa de una causa profunda y que se encuentra en la mente y la emoción. Aunque cada vez resulte más difícil para algunos hacerse de una porción de tiempo para la reflexión, la verdad es que ni la actividad mental, ni  la energía emocional deben quedar ajenas si lo que se pretende es superar los problemas desde la raíz, de una vez y para siempre. Como todo aquél que ha tenido una experiencia exitosa con el trabajo responsable de las esencias florales no puedo sino afirmar que al flagelo de la droga, (tan preocupante en estos tiempos) nunca se lo erradicará promoviendo la medicación fácil. Se lo supera --- y fundamentalmente se lo previene--- mediante la educación; en especial el tipo de educación emocional que vaya guiando y respete los tiempos personales para la reflexión y la asimilación de nuevos conceptos. Las Flores de Bach son recursos magníficos de probada acción eficaz en la prevención de enfermedades.   Equivocadamente, los Cursos de Flores de Bach están reservado a unos pocos románticos, entusiastas de la medicina alternativa que, desde luego, acceden a ellos en forma particular. Llama la atención el que, considerando sus propiedades preventivas, la eficacia, y sus ventajas como recursos sanadores de primera instancia, las Flores de Bach no se vendan como la CocaCola. Mientras tanto reparemos en lo que está ocurriendo con los medicamentos comunes, y con el incremento en la venta masiva de drogas que sí pueden resultar perjudiciales.

Antiácidos, inhibidores del apetito, gotas nasales descongestivas, calmantes para el dolor son fármacos que se venden como la Coca-Cola con alto poder adictivo. Pero no son los únicos. Cada vez son más los remedios caracterizados de “venta libre” con pretensiones de exhibirse hasta en las góndolas de los supermercados y a decir verdad todavía no está del todo clara la auténtica finalidad de alentar a la auto-medicación, de estas sustancias químicas, ni si ellas resultan las adecuadas y efectivas en cada caso. Esta clase de titulares ya no son novedad; están apareciendo con alarmante frecuencia y presentando una batalla en la que podemos sospechar quién pierde. 

El desbarajuste con pretensiones de remedio está pasando ahora. Solo mire a su alrededor; en el aula, en la oficina, en sus vecinos. Demasiadas personas, (jóvenes o adultos), operando bajo las emociones inconvenientes y luchando diariamente por superarlas como pueden. Personas de toda edad, y cada vez más jóvenes, sobrecargados de responsabilidades resolviendo mal sus problemas emocionales con efectos negativos en su trabajo, estudio, o en sus vínculos buscan medios químicos para neutralizar sus vaivenes emocionales, para mejorar su rendimiento general, para agilizar su digestión o descongestionar las vías respiratorias.

 

Cuando la comida cae mal, por lo general sabemos qué remedio tomar. Ante una contractura, posiblemente, también. Pero ¿qué puede decirse cuando la comida cae mal, cuando aparece la jaqueca, las alergias, la indigestión, el insomnio, las palpitaciones o la diarrea, siempre en el mismo ámbito, con las mismas personas, ante los mismos asuntos, debido a una ensalada emocional que desestabiliza los procesos metabólicos y digestivos?

 

La mayoría de las personas que se automedican reconocen que la mayoría de sus padecimientos es de origen psicosomático; que los nervios y el estrés desgastan sus funciones vitales. La pregunta entonces es, si la mayoría de los síntomas son la repercusión corporal de un problema emocional, consecuencias directas del estrés; ¿pueden los remedios de venta libre posicionarse como solución rápida y eficaz al auténtico problema de base?  Si la ira de los demás puede generar en nosotros un pico de alta presión, si la inseguridad frente a los exámenes puede desencadenar en diarrea, mucosidad, si reconocemos energía en los demás que irradia fuerzas peligrosas,  ¿Exactamente cuál es la función y el papel que juegan los remedios para tomar “de por vida"?

El desafío sanador de nuestra era se encuentra en la reflexión; en la observación acertada y en la pregunta correcta. Dar con la respuesta correcta es dar con ese remedio milagroso.

La pregunta acertada,  ese remedio de  por vida. 

Qué tipo de emociones estoy sintiendo; cómo surgen y qué significan ellas, de qué medios puedo valerme para superar por completo (y no calmar temporariamente) este inconveniente. 

Efectivamente, en la pregunta acertada se encuentra el remedio de por vida, tener la lucidez para formularla es como tener un seguro contra todo riesgo y para toda la vida. No es en absoluto complicado demostrar esta verdad:  

Cada uno de nosotros sabe de nosotros mucho más que ninguna otra persona podría jamás saber o imaginar. Adentro de nosotros se encuentran todas las respuestas, hay un lugar en la mente donde permanecen  alojadas y vibrantes todas las fantasías, recuerdos, esperanzas, logros y desencantos. Si cada cual aprende a explorar la dinámica de su mundo interior se revelará ante sus ojos el modo como todos ellos tiran o empujan, sostienen o desestabilizan. Detectar las necesidades emocionales y satisfacerlas no debiera ser complicado, ni tarea de los demás. 

Trabaje sus secretos con astucia; hay en ellos tesoros escondidos y reservados para usted únicamente. 

¿En qué medida conviene adormecer las tensiones interiores? ¿Cuál es el beneficio a largo plazo?  Al explorar nuestras emociones encontramos tesoros insospechados; no obstante, hemos optado por dormirlas con el remedio sintético. En medio de la vida ajetreada, se espera que el remedio de venta libre se diversifique en sus funciones, que se encuentre tan a la mano como la Coca-Cola. Y que garantice la satisfacción completa e inmediata.  Cada año se celebran nuevos analgésicos maravilla, “tratamientos milagrosos” para adelgazar, para agilizar la digestión, para descongestionar las vías respiratorias, para aumentar la potencia sexual, para regular la flora intestinal, para conciliar el sueño. Un montón de etcéteras completan la ensalada de productos químicos con libre acceso al organismo de cualquier edad. En la presunción de que la mayoría de los trastornos orgánicos tienen su raíz emocional, los ansiolítiocos y los antidepresivos, agregan un poco de sombra al panorama del desesperado, y mucha luz al negocio farmacéutico.  Existen ya demasiados tratamientos que, contrariamente a lo que prometen, han demostrado ser un fastidio para la salud. Sin embargo, apoyados en la negligencia, su consumo avanza a pasos de gigante y así es que crece el número de víctimas de la auto-medicación, y de mala praxis en tratamientos irresponsables, siendo los más notorios, los relacionados con la apariencia física. Tratamientos para quemar grasa, para producir saciedad o para inhibir el apetito, suplementos nutricionales para gente activa y deportistas, de venta ilegal en la mayoría de los países, siguen vendiéndose a escondidas en los gimnasios.

 

Ninguno se vendería sin la cuña publicitaria. Si la publicidad quiere que creamos que existirá remedio para todo, eso creeremos.

Los medios de comunicación influyen sobre nuestras decisiones y elecciones; nos enseña a comer, beber, divertirnos, cuidarnos. Las estrategias subliminales en toda campaña publicitaria que aciertan en instalar emociones ultra-vendedoras (sensación de imperfección, miedo, envidia, insatisfacción, sentimiento de exclusión, apetitos y ansias descontrolables, léase fuertes estados de ansiedad) para influenciarlo negativamente en su autoestima y generarle ese ultravendedor estado de necesidad, --incluso de urgencia---  sin duda aciertan en sus objetivos de venta y consiguen elevar el consumo de lo que publicitan.  Mensajes aparentemente cálidos y generosos, inducen a la culpa y la vergüenza, a la no aceptación de uno mismo, al desprecio por el propio cuerpo, a veces, incluso, a la insatisfacción por la propia vida: esa espléndida sonrisa en los comerciales que aconsejando lastima, funciona de maravillas todavía para aumentar la facturación. Pero, en ese juego publicitario de difundir lo conveniente, y callar lo inconveniente,  no se reparan daños que se causan de por vida. Y que se causan a diario: Cientos de miles de cirugías malogradas que arruinan no solo un sueño, sino una vida no salen a difusión, y las cirugías plásticas y agresivos tratamientos "rejuvenecedores"?  siguen llevándose a cabo en centros de estética a menudo, no habilitados.

 

Todo se vende con un poco de publicidad pero esto no sería motivo de indignación. El problema surge al observar lo que se vende, a quién, y con qué argumentos.  En muy pocos años aumentó el sobrepeso infantil; la anorexia, obesidad y bulimia a cualquier edad, han aumentado de manera escandalosa con resultados nefastos: el aumento de suicidios en jóvenes resulta escalofriante.  El incremento de anorexia y bulimia en personas cada vez más jóvenes no es obra de la casualidad. No en vano se destinan cifras millonarias a las campañas publicitarias. Imágenes distorsionadas ofenden la imagen personal real, y aún a sabiendas de recursos como el Photoshop las personas no consiguen evitar la depresión, desesperación, sensación de exclusión, una insoportable urgencia por cambiar, por adelgazar. La sensación de apremio inducida por los medios, hace que la mayoría de las cirugías reconocidas como innecesarias ganen protagonismo por sobre todas esas tareas tediosas, y trabajosas como cuidar la alimentación, hacer ejercicio físico, respetar las horas de descanso que el cuerpo exige. 

No es una novedad: la presión publicitaria, la tiranía de las modas, son herramientas de fuerza y de dominio. Luchar en su contra en forma individual, confiando en la fuerza de voluntad resulta una tarea tan descomunal como intentar mover una montaña con la mano. Si la publicidad tiene fuerzas para convencer inescrupulosamente, entonces es necesario aprender a desarrollar una fuerza contraria no solamente para el auténtico cuidado de la salud psicofísica, sino para preservar la integridad personal.

 

Y esta fuerza contraria se inicia necesariamente con la información.

 

Es necesaria la información que eduque y que educando proteja y realmente preserve la salud mental y física. Porque resulta llamativo que, puestas las esperanzas en que un tratamiento de "última generación" tenga respuesta al padecimiento humano emocional o corporal, por encima de los laboratorios y los médicos, son los propios pacientes con su salud comprometida, quienes no solamente demuestran su interés en que el alivio sintético no se acabe jamás, sino que celebran el que se torne cada vez más accesible, incluso a los menores de edad y que satisfagan cada vez más “pretensiones” y necesidades inventadas, que las necesidades reales de curación.  Cuando se trata de vender, solo basta inventar una necesidad y esperar una catarata de "remedios" compitiendo.

Tratamientos para elevar la potencia sexual, hormonas para erradicar los incómodos sofocos y calores de la menopausia, algunos tratamientos rejuvenecedores, ponen sobre el tapete  esa pretensión humana de someter a la naturaleza a los antojos propios o a la tiranía de las modas; y reflejan al mismo tiempo, el drama que se inicia en tantos casos en los que, en lugar de ayudarla, terminaron poniéndola en riesgo.

Es interesante recordar que el equilibrio humano no es algo quieto, ni estático. Va fluctuando al ritmo de las emociones. En el diario vivir nos reímos, sufrimos, nos enojamos, amamos, derramamos lágrimas, nos ponemos pálidos o enrojecemos. La presión arterial sube y baja.  El hambre viene con furia; o desaparece y "se cierra el estómago". La naturaleza se expresa todo el tiempo y a toda edad: (interesante sería tener siempre presente que los síntomas y sensaciones forman parte de sus expresiones). Ella se expresa desde que nacemos y todo indica que deja de emitirnos señales en el instante en que nos vamos de este mundo. Las emociones forman parte de nuestra naturaleza. No podemos, --ni deberíamos pretender—evitarlas; mucho menos desoirlas.

 

Sensaciones, emociones, sentimientos, son parte de nuestra estructura y composición humana.  Son fenómenos naturales cambiantes como el clima o los colores del cielo.  Y como ellos, significan algo. No vienen de afuera: son parte actuante de nuestro mundo interior respondiendo, por lo general, a estímulos del exterior.

 

Una vida rica y al mismo tiempo, carente de fluctuaciones emocionales, resulta una utopía, una contradicción, una presunción inconcebible. Prácticamente nadie podría imaginar una vacía de sensaciones y sentimientos. Ni aspirar a una vida carente de matices emocionales. Se instalarían el desinterés, el aburrimiento, el tedio, el hastío, el desgano, el vacío, la desidia. Una especie de muerte emocional en absoluto tentadora; estancamientos altamente enfermantes.

 

El sistema emocional saludable es vigoroso, enérgico, exigente; tiene sus reclamos, como los tienen el sistema digestivo o el respiratorio. En consecuencia, cuando una emoción se hace sentir, significa que está reclamando algo que falta en el sistema; y que debemos tomar la acción acertada para satisfacer el reclamo cuanto antes. Una emoción viene como la sed; y cuando usted siente sed, usted entiende que algo en su cuerpo falta o se agota, y que usted debe tomar esa acción presica y tan simple para suplir esa falta. Vale decir, debe incorporar líquido cuanto antes por el bien de su organismo y de su rendimiento general. Con las emociones ocurre lo mismo: tratándose la necesidad emocional de una exigencia fisiológica como el hambre, la sed, o la necesidad de descanso, resulta igualmente indispensable satisfacerla de un modo completo y ecológico porque de no hacerlo, sobrevendrán los problemas orgánicos.

Somos concientes y sabemos proporcionarnos las necesidades emocionales desde muy temprana edad mientras nos encontramos en sintonía con nuestras emociones, percepciones, intuiciones. Ante la desazón, por acto reflejo el bebé busca una caricia, un abrazo, busca a esa persona que ama, rechaza a las demás. Pero conforme fuimos creciendo, en lugar de profundizar en este conocimiento, la cultura nos ha forzado a ir "desaprendiéndolo"; corremos el riesgo de anularlo por completo si persistimos en debilitar la comunicación con nosotros mismos y en tratar de silenciar nuestros pensamientos, sensaciones, percepciones e intuiciones.

   

Usted ya lo ha vivido: la energía en cada emoción puede resultar tan refrescante y magnífica como una suave brisa, y tan aplastante y devastadora como un ciclón. Cuando golpea una emoción, duele tanto y es capaz de causar deterioros del mismo modo como duele y deteriora el hambre sostenido.

 

Las emociones son esos vientos que nos sacuden a diario, cada instante de la vida. Irremediablemente seguirán acompañándonos hasta nuestro último aliento. Su presencia en nosotros nos define como humanos y nos diferencia de los robots, o de los muertos. Y cuanto mayor sea la gama de emociones que seamos capaces de experimentar más rica será nuestra vida. Es verdad que a veces estos vientos son tormentas y nos golpean, pero es entonces cuando nos están trayendo un mensaje ultra importante y que bien vale aprender a decodificar y atender.  Aprender a administrar nuestra energía emocional es un aprendizaje de auspiciosas consecuencias.

 

Sin embargo, se hacen esfuerzos por silenciar esas emociones más incómodas. Y las más incómodas son por lo general las mejor cargada de señales, mensajes, avisos (a veces desesperados), que vale la pena aprender a descifrar y tomar como guías, como hojas de ruta, en lugar de ignorarlas.  Prácticamente todos los intentos por silenciar una emoción desagradable, acallarla, disimularla, distorsionarla, dormirla o postergarla han demostrado ser vanos e inútiles. Han demostrado ser disfuncionales para quienes aspiran a una vida rica en experiencia, desarrollo y transformaciones. El lenguaje de las emociones es tan vasto como sencillo de asimilar, por lo que puede aprenderse en el hogar para extraer de él todos los beneficios que promete desde temprano en la vida. http://www.aflorarte.com/bibliolab/servicios/alumno-y-familia

 

Considerando lo que ocurre con estimulantes y tranquilizantes que se venden como la Coca-Cola, salta a las claras que dosis cada vez más altas de sustancias que van directo al cerebro no consiguen calmar necesidades humanas que, por otro lado, pueden evitarse. Solo pensar en los niños en este punto. El ser humano no es un motor que camina simplemente a base de proteínas, hidratos de carbono, minerales, agua; se atasca cuando faltan energías tales como las del amor, la esperanza, el entusiasmo. La necesidad de amor genuino, (no de pegoteo empalagoso, o de insegura posesividad), la necesidad de alegría genuina, (no de histérica exaltación), la necesidad de contención, comprensión, aprecio, tiempo, tolerancia, paciencia, seguridad, de apaciguar el miedo y sentir coraje está presente en todas las personas, en todas partes. Estas energías formidables no se venden: son gratuitas. Sin embargo, escasean. En el mundo occidental se está empezando a padecer estas carencias a más temprana edad cada vez.

 

Con innegable energía y contundencia, las expresiones emocionales reflejan nuestras debilidades, vulnerabilidades y también nuestra fortalezas. Tienen el poder de expresarse a través del cuerpo y así es que tales expresiones emocionales a menudo molestan, duelen. Y a menudo duelen mucho. Son energía que se transforma en materia en la forma de lágrimas, mucosidad, quistes, grasa, etc.

 

Lo sabemos bien, podemos sentirlo: no somos una isla, vivimos en sociedad. En la diversidad de intereses, ritmos, tendencias y personalidades, el mundo de relación está cargado de influencias que ejercen un efecto positivo y/o negativo sobre la totalidad de su ser. Ellas pueden incluso definir el curso de su vida, orientar sus elecciones. Las exigencias personales, las influencias del entorno pueden despertar emociones violentas con auténtico poder para enfermarnos y producir desde una gripe hasta manifestaciones más graves.

Pero otras no menos poderosas, tienen atributos curadores.

 

La energía de las buenas emociones como la confianza, el amor, la amistad, la comprensión, la esperanza, el optimismo, resulta la medicina preventiva por antonomasia: genera seguridad personal y fortalece el sistema de defensas. Lamentablemente, estas constelaciones emocionales brillan por su ausencia en muchos entornos familiares, de trabajo o estudio. Reconociendo este fenómeno y esta necesidad humana, de múltiples maneras privadas o públicas, cada vez más gente expresa su pedido de cultivar la paz, la comprensión entre las personas. Reconocen la necesidad de amor como el combustible emocional, la energía indispensable que al faltar enferma. Desde luego, no se puede dar algo que no se tiene. Cuando no se lo tiene, primero hay que ir a buscarlo, incorporarlo, luego cultivarlo y madurarlo hasta poder ofrecerlo. Estas auténticas vacunas, están al alcance de todos. No son de venta libre, son gratuitas Solo imaginar la calidad de los beneficios si en lugar en lugar de adormecer una emoción nos ocupamos de "atenderla" como merece, proporcionándole ese alimento que, con justicia, reclama.

El déficit de Educación Emocional, el prejuicio y la mala prensa alrededor de la introspección y la auto-asistencia, son responsables de complicaciones psico-físicas innecesarias. Han sido los generadores primarios de una amplia gama de sufrimientos humanos que se pueden evitar. Y de la creciente dependencia en la no menos amplia variedad de remedios pensados para tomarse de por vida. El auténtico remedio ha probado ser en la mayoría de los casos, el interés genuino por un cambio favorable de actitud: bucear hasta encontrar la verdadera causa del problema, bucar la iluminación, satisfacer la necesidad emocional que permita emprender la acción correcta y adoptar esa actitud con propiedades remediales.

En su aprensión por relacionarse con sus sentimientos, el hombre ha desarrollado maneras de negar sus problemas emocionales, o de encubrirlos con sustitutos. Es conocida la pretensión de mitigar el dolor emocional con la comida, con las compras o con las píldoras. Todas estas conductas aprendidas en la cultura occidental. La necesidad de extraer placer inmediato impulsa a muchos individuos en apriete emocional a desarrollar conductas adictivas relacionadas por lo general con el consumo, el sexo, el juego compulsivos. Y a ingerir sustancias adictivas entre las cuales se destacan el alcohol, el tabaco, la comida, tranquilizantes, estupefacientes. Estas pretensiones chocan una y otra vez contra una realidad incontestable: las emociones están para ser sentidas, comprendidas y atendidas como merecen— 

 

Entender el lenguaje de nuestra naturaleza, aceptar las vibraciones del mundo emocional como parte integrante y actuante en ella nos permitirá detectar la auténtica necesidad de base presente en cada síntoma. En prácticamente todos los casos, la lectura adecuada del síntoma y su raíz emocional, ha demostrado ser el paso necesario para detectar ese recurso completo y ecológico y que nuestra naturaleza está requiriendo... O exigiendo.  Los progresos observados en el entrenamiento para regresar al peso normal y recuperar el vínculo saludable con la comida utilizando hábilmente las fuerzas pensantes, y la energía emocional son la prueba cabal del acierto en tratar el problema desde la raíz emocional, son la evidencia activa de que así como los sentimientos oscuros pueden ocasionar daños,  la energía de las emociones positivas y enaltecedoras producen el efecto contrario de limpieza, ordenamiento, empuje, firmeza, recuperación de la salud integral.

 

LOS DOLORES DEL CUERPO SON EL REFLEJO DE LAS CARENCIAS DEL ALMA

No es una novedad; desde épocas ancestrales, las voces de la sabiduría (no de la cultura de moda) se han ocupado de recordarnos en todos los idiomas que la mayoría de los dolores del cuerpo son el reflejo de las carencias del alma. Sin embargo, las sustancias químicas utilizadas como remedio, impactan en el cerebro, no en el alma. ¿Es eso denominado "alma" asunto de románticos o de la antigüedad? ¿Sólo porque la ciencia todavía no consiguió dominarla, ni tan siquiera ubicarla exactamente en nuestro sistema, preferimos creer que no existe ? Las combinaciones de sustancias que se ingieren para calmar los síntomas resulta en algunos casos, abrumadoras. ¿Se dan a conocer todas las implicancias de tal variada cantidad de impactos sobre el cerebro?  

Quienes prefieren evitar la dependencia al remedio sintético hacen bien en recordar que la naturaleza no se destaca por crear cosas sin sentido; si creó al hombre con una amplia gama de emociones, ha de ser por alguna razón. Efectivamente, el hombre es cuerpo y alma. Sepamos o no manejar la mitad de esta unidad que somos, mientras continúan los esfuerzos por descifrar misterios de la vida, las emociones han probado ser parte por siempre presente y actuante; factor crucial en la decodificación de este sistema cuerpo-mente-espíritu, esta unidad que identifica a todos los mortales.  Prueba de ello es que el enfoque sanador sobre la idea de que las emociones cumplen un rol vital en nuestra vida y que se comportan como guías da resultados estupendos para el buen vivir y la buena salud integral.  De un modo similar al aire, y al alma, las emociones son invisibles pero de vital importancia.  Cualquier persona que honestamente lo desee, comprobará que cuando una emoción lastima, su alma se resiente y su sistema está reclamando atención adecuada y que consiste en el acertado alimento emocional. Solo basta una sincera consulta con la almohada para confirmar esta verdad, la humana necesidad de alimento emocional. Suministrar sustancias químicas ante el avance de una emoción es algo equivalente a dar suplementos dietarios ante la sensación de hambre. Ellos producen saciedad pero no pueden considerarse alimento. No se puede llevar una vida alimentándose a base de estos productos químicos; los niños no crecen saludables sin la comida natural. 

 

Un impacto químico al cerebro puede calmar un síntoma pero no cura por completo al alma herida. De igual modo, la pretensión de calmar el síntoma no es equivalente a erradicar la enfermedad. Vale la pena tener presente este concepto y mantener esta filosofía como medicina preventiva, pues por cierto con ello se evitaría el desarrollo de numerosas enfermedades. Mucha gente va de remedio en remedio y sin avanzar en sus problemas. Cuando la dependencia a una determinada sustancia química se agota, se intenta con otras drogas. Ceden los síntomas solo ante la presencia de la droga, pero los problemas de base persisten. La dependencia a una sustancia química como la observada en tantos tranquilizantes es la clara evidencia del fracaso del remedio en su condición de tal. A menos que se la “duerma”, la emoción, esa necesidad fisiológica y tan humana, no cederá su presión hasta haber satisfecho su “hambre emocional”. Como la sensación de frío que cede solo cuando nos cobijamos, si la presión emocional persiste o se intensifica desatando una dependencia al remedio, es que las “mantas para el frío” no fueron las adecuadas. Cuando vemos pacientes a los que se les ha cambiado ya demasiados remedios y no observan los progresos esperados, es señal de que hay que elevar el cambio a un nivel estructural.

Viktor Frankl decía: 

 

Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación,  nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.

 

Pero desde luego, para lograr esto, es necesaria una auténtica ---auténtica--- educación emocional.

 

Existen alternativas saludables al problema del desequilibrio emocional. Elegir las amistades, esforzarse por sanar los vínculos enfermizos es un camino seguro. La energía en una mirada, una palabra puede recomponernos. O desquiciarnos. Dependiendo de que resulte buena o mala, una noticia puede desestabilizarnos y desmoralizarnos tanto como devolvernos el equilibrio, la esperanza o la confianza. Todos ellos son agentes de energía, de efectos positivos o negativos indiscutibles: una palabra, una mirada, un comentario ocasional, un simple gesto tienen el poder de llevar nuestra auto-estima al cielo tanto como llevarla al suelo; pueden recargarnos de energía o de agotárnosla por completo. No estaría demás promocionar estos recursos a escala mayor, demostrar sus poderes sanadores, enseñar a utilizarlos con fines nobles, y ver qué pasa. Sin duda, el mundo progresaría de maneras insospechadas. Cuando cedan los esfuerzos centrados en remediar, y renazca el interés por evolucionar, se abrirá paso a esas transformaciones impactantes que tanto merece experimentar la raza humana de una vez y para siempre. Por el bien de uno y el de todos, elevar con coraje el concepto de "remedio de por vida" a ese nivel superior que le corresponde. Las experiencias magníficas observadas en el BiblioLab dan clara cuenta no solo de que esto es posible, sino que constituye un camino altamente positivo, revelador con alcances y promesas sorprendentes. Habría que preguntarse entonces qué ocurrirá, cómo progresarán realmente las cosas a escala global cuando el interés por la comunicación como medio sanador supere esa adicción que caracteriza nuestra era y que es:

LA ADICCIÓN AL REMEDIO- SANAR LO SOCIAL

Sin duda, todavía hay quienes no se sienten del todo protegidos si no tienen un remedio a mano. Para ellos, tanto desde el BiblioLab como en LoQueEngordaEsLaEmocion.com ofrecemos capacitación en el correcto empleo de las Flores de Bach. Muchos saben de la existencia de estos remedios naturales, tan inocentes como un té de hierbas. Y tan efectivos que para muchos otros, resultan una amenaza. http://www.aflorarte.com/bibliolab/capacitacion/contenido-y-funcion/#terapia .

 

Pero se ha tenido éxito en enseñar a desconfiar de ellas, y por lo tanto, no se venden como la Coca-Cola.

   

Tal como reza el acerbo popular: Los juicios pueden ser lentos, para mayor rapidez, ahí están los prejuicios; si la Educación Emocional cumpliría en destrabar más de un problema humano, la negación cumple un papel fundamental en preservarlos.

 

Mediante sofisticados recursos de seducción las personas aprendieron a mirar con recelo y rechazar recursos de la naturaleza que terminarían resultando una ayuda de valor inestimable para la salud y el bienestar general, a la vez que aprendieron a aceptar pasivamente la incorporación de sustancias químicas que ocasionarían múltiples efectos colaterales adversos capaces de ocasionar una franca disminución de las capacidades defensivas del organismo.   

 

Para calmar el hambre, la sed o los nervios, las personas por lo general no hacen un estudio exhaustivo de las sustancias tóxicas que incorpora en las bebidas, remedios y comidas chatarra que consume. No pregunta a los médicos acerca del contenido de las hamburguesas ni de la Coca-Cola, ni de los tranquilizantes, ni de los estimulantes, ni de los hepato-protectores, ni de los calmantes o sedantes, ni de los quemadores de grasa que prometen reducir 5 centìmetros de cintura en 3 semanas.  Las mismas personas que con fenomenal liviandad toman remedios con una larga lista de advertencias, hacen gala de una suspicacia no menos fenomenal ante la sugerencia de intentar con remedios naturales de probada eficacia.  Evidencian desconfianza, (o pereza) ante esos médicos que recetan prácticas de meditación, ejercicio físico, alguna actividad artística, el cambio de entorno, o un cambio de alimentación y una caminata al aire libre,  para aplacar los nervios, despejar la mente y encontrar soluciones reales y definitivas a los asuntos que lo atormentan, que desestabilizan su clima emocional y le restan frescura a su razonamiento. 

En un encuadre digno de tragicomedia, esperan que el médico indique esa combinación mágica de sustancias químicas antes que revisar su vida cotidiana y animarse a cambios que podrían resultar ese remedio glorioso, definitivo, y completamente gratis.

   

Por supuesto, no estamos aquí desvalorizando la importancia del remedio, ni de las intervenciones quirúrgicas, ni su efectividad; no estamos iniciando una campaña contra la medicina tradicional. Si las intervenciones quirúrgicas son una bendición en casos de accidentes, la Educación Emocional son esa bendición que los previene. La mayoría de los accidentes caseros o automovilísticos son nacidos del desequilibrio emocional: depiste, furia, apuro, exaltación, celos. Los remedios, los tratamientos médicos están muy bien para remediar.  Aquí estamos invitando a observar la cantidad de penas, disturbios físicos y psíquicos que se pueden evitar intentando abordar necesidades, problemas y soluciones humanos desde un razonamiento menos frecuentado que el habitual. E invitando a imaginar los progresos magníficos que sobrevendrían tanto en el plano individual como en el social y cultural. Porque se intensifica la tragicomedia al ver que a estos consumidores no se les escapa, (desde lo profundo de su corazón la mayoría sabe bien) que posiblemente algunos tratamientos, como algunas sustancias químicas presentes en los alimentos, tratamientos y remedios que consumen podrían hacerle daño a largo plazo, pero continúan consumiéndolos achacándole la culpa a la vida ajetreada en que se mueven; y en la tranquilidad de que no están solos en el dilema: demasiados otros se encuentran corriendo los mismos riesgos. 

 

Indudablemente existe una necesidad de sanar lo social, de reflexionar sobre algunas pautas culturales.  El mal comportamiento de un alumno, su estado de insatisfacción y aburrimiento, hiperactividad, ansiedad, dispersión, depresión, el apuro en el hogar, son sub-productos de pautas culturales, fenómenos que se van multiplicando al ritmo que cambian las preferencias, modas, entretenimientos y exigencias sociales. El vacío emocional suele llenarse con adicciones a sustancias y comportamientos. Una impresionante batería de males que a diario se multiplican efectivamente se pueden -- y se deben – enseñar a interrumpir a temprana edad, preferentemente desde el hogar. La Educación Emocional contribuiría a disminuir el número de enfermedades de origen psicosomático y de tantos síntomas recurrentes observados desde la escuela hasta el lugar de trabajo.

 

Una instrucción básica adecuada, tocante en lo emocional, contribuye a superar completamente las diferencias y trabazones que tanto acosan a los individuos con enfermedades y síntomas recurrentes, y con problemas en sus vínculos. Afortunadamente, así como una buena parte de la población humana pretende mejoras artificiosas y temporales a sus problemas, se observa un alentador crecimiento en el número de personas de cualquier edad que reciben con agrado conocimientos sobre la naturaleza humana que les resultan útiles y liberadores, cuya eficacia comprueban una y otra vez a lo largo de sus vidas y conforme van resolviendo favorablemente los desafíos que se les presentan.

 

Cursos y seminarios para mejorar la comunicación generan progresos y beneficios que van más allá de mejorar la comunicación: mejoran los ambientes de trabajo, mejora la productividad, y también mejora la salud de los trabajadores.  Desde nuestros sitios web, Aflorarte.com y LoQueEngordaEsLaEmocion.com, insistimos en la importancia de utilizar el lenguaje humano como medio sanador y como recurso transformador. Valerse del propio cuerpo y de la palabra para conseguir maravillas. Y este lenguaje verbal y no verbal demuestra su magnífico poder para sanar lo individual y lo social. 

¿DAR REMEDIO O DAR ALIMENTO? 

Quien quiera oir que oiga

A aquellas personas que necesitan “tomar un remedio”, quienes se sienten más protegidos con la medicación, enseñamos a llevar las energías presentes en las esencias florales del set de Bach a su máxima potencia. Extraer la energía contenida en estos recursos que hemos aprendido a denominar “alimentos” en lugar de remedios (porque se comportan como alimentos para esa parte vital de nuestra naturaleza y que es nuestro sistema emocional).  Los resultados del tratamiento nutritivo a la emoción son magníficos, alentadores. Si el BiblioLab sigue creciendo no se debe solamente a que resulta interesante aprender a detectar lo que a uno lo atormenta: embriaga confirmar que es posible autoasistirse de un modo completo y sin contrariedades. Sentirse poderoso y exitoso en este aspecto constituye un sentimiento inspirador y de todas formas benigno. 

Cada vez más personas se interesan sinceramente en progresar, y en ayudar a los demás. Aquellas personas a las que les encanta curiosear, les encanta curiosear especialmente en estos temas. Y entre ellos, los más jóvenes experimentan una gloriosa satisfacción al aprender de ellos mismos y de los demás, descubrir sus necesidades reales y aprender a satisfacerlas; identificar metamensajes en el discurso de los demás y contar con los recursos para esclarecerlos es casi un seguro de vida, un comodín infaltable para la realización personal, para establecer vínculos saludables y positivos. Descubrir a tiempo atributos de la propia personalidad, capacidades y habilidades que ni siquiera sospechaban resulta siempre un descubrimiento alentador. Mucho más auspicioso y productivo que lo que un remedio para calmar los nervios tiene para ofrecer. Alimentando adecuadamente una emoción en apuros, comprueban que el beneficio resulta expansivo. A diferencia de lo que ocurre con los tranquilizantes comunes, el correcto suministro de un resaltador emocional aviva el espíritu;  convierte en productivo a aquél individuo de cualquier edad cuyos bríos se intentaba apagar con medicación; transforman en energía pura a aquella personalidad rebelde, o al tímido con ideas a lo mejor revolucionarias incluso para él, pero que sin embargo, bullen por salir; no por dormir.

Descubrir que no solo se consigue erradicar definitivamente la jaqueca, sino que además se aprende una magnífica lección al descifrar el mensaje oculto en ella, en la indigestión, en un pico de fiebre o en un brote alérgico resulta un franco avance, nunca una muletilla ni una dependencia como suele generar el remedio tradicional. Aprender a ofrecer a la emoción ese alimento energético, esa energía emocional específica reclamada mediante un síntoma, es un descubrimiento de rango superior que genera cambios radicales en las conductas y que deriva en implicancias deslumbrantes para la vida y para la sociedad-. Factor que explica el que año tras año vaya aumentando el número de partidarios de toda Educación Emocional respetuosa. 

Se comprueba que nunca es mediante el aplacamiento, sino con el tratamiento adecuado a la energía emocional que las personas consiguen mayor percepción. Efectivamente consiguen hacer aquellas cosas de las que no se creían capaces sin necesidad de lastimarse ni de lastimar. No es por obra de la casualidad que quienes hayan asimilado el lenguaje emocional sigan operando activamente en él, investigando con entusiasmo creciente. Si el alimento a la emoción es elemento vital para el buen funcionamiento de nuestra naturaleza, el lenguaje es esa herramienta fundamental para hacer que el sistema de auto-asistencia se active por completo y rinda los frutos esperados. Aprender a potenciar las energías emocionales contenidas en esencias de Bach mediante el uso deliberado del lenguaje verbal y no verbal resulta un aprendizaje magnífico para toda la vida, por siempre útil.

 

A diferencia de los sedantes comunes, cuando se ofrecen las esencias como alimento para la emoción, se despeja la mente de toxicidades emocionales persistentes como el miedo, el odio, los celos, la envidia, la incertidumbre, la impaciencia. En lugar de dormir estas presiones emocionales, el uso apropiado del lenguaje activa la capacidad de aprender de ellas. La magnífica variedad del lenguaje humano, aplicado estratégicamente a potenciar una esencia floral, es ùna auténtica inyección de energía a nuestra vida y a nuestra salud psicofísica. Debemos aprender a aplicarlo con un sentido y con un objetivo, si queremos por ejemplo, aumentar las capacidades de discernimiento, concentración, productividad, mejorar nuestras relaciones. Las personas bien alimentadas en su emoción consiguen atender a lo importante con mayor claridad de pensamiento y resuelven los asuntos con eficacia. Parecen más despiertos y vitales sencillamente porque gozan de mayor energía. El uso apropiado de estos recursos, induce a un estado de mente atenta y aguda. Una persona con su mente abrillantada y despejada gracias a un tratamiento nutritivo a la emoción se verá dinámica, creativa, con los bríos recuperados, siempre se destacará por encima de la mente aletargada bajo los efectos de un tranquilizante. 

Bach demostró que hay que tomar al sacudón emocional como un tirón de orejas, algo que viene a alertarnos de algo; y que trae una enseñanza. La Educación Emocional ofrecida en el BiblioLab de Aflorarte.com se difunden las técnicas para potenciar las esencias de Bach mediante la energía del lenguaje verbal y no verbal. Al potenciar estos recursos, los conocidos “remedios para la emoción” ya no se limitan a su función remedial, empiezan a comportarse como lo que en realidad son: alimentos energéticos; auténticos resaltadores de una emoción en apuros.

   

Potenciar una energía floral con la energía del lenguaje es algo así como servir el alimento en el plato adecuado, evitar que el mismo se derroche, evitar que se pierda o se malgaste.

   

En nuestros sitios web insistimos en la importancia del lenguaje no solo para el correcto tratamiento de las esencias de Bach, sino primordialmente para optimizar nuestra relación con nosotros mismos. Conversamos con nosotros todo el tiempo; imágenes, sueños, recuerdos y sensaciones nos acompañan de contínuo a todas partes,  ya sea como nuestros mejores amigos o como nuestros peores enemigos. El lenguaje, el pensamiento y la emoción están por siempre vinculados. No podemos tener pensamientos positivos en medio de un cielo emocional negativo. Si comprendemos que ambos sistemas (emocional y mental) están inter-relacionados; que cualquiera de ambos influye sobre el otro comprenderíamos el verdadero alcance y la importancia vital de dominar algunas tácticas mentales, y las técnicas potenciadoras de las esencias de Bach. 

Equivocadamente, se viene promocionando las esencias de Bach como remedios alternativos o sustitutos de la medicina tradicional cuando en realidad, no lo son. Dado que solo transportan energía y no contienen sustancias químicas, no es correcto considerarlas un sustituto a la medicina tradicional. Si, además, se tiene en cuenta que ellos son un tipo de combustible, un alimento vibracional para esa parte que hace vibrar a nuestro ser, que orienta nuestra manera de pensar y define nuestras conclusiones, entonces, se comprenderá que más que sustitutos, la energía del lenguaje humano, combinada estratégicamente con la energía de la esencia floral resulta ese compañero indispensable de la medicina tradicional: al mejorar la disposición y el estado de ánimo  torna a cualquier persona en paciente colaborador con su tratamiento. 

 

DESPENSA EN EL HOGAR: LA ENSALADA DE BACH

Cuando se está en apuros, tomar Flores de Bach es una buena medida. Se puso de moda tiempo atrás, especialmente el remedio de rescate: el Rescue Remedy. Pero ni siquiera el Rescue Remedy consiguió venderse como la Coca-Cola. El error ha sido tomar Flores de Bach como sustituto de los tranquilizantes comunes. Desde este enfoque, el impacto floral no dará el efecto sedante esperado en el lapso de tiempo esperado. En cuestiones de emoción, uno más uno nunca es igual a dos. Por lo tanto, es necesario el conocimiento que permita detectar la esencia requerida para esa circunstancia particular.  Una observación rudimentaria o incompleta del caso siempre arrojará una fórmula floral insuficiente o incorrecta. En consecuencia, la eventual desilusión respecto de la eficacia de la energía floral será una conclusión comprensible, pero no la acertada. Los progresos observados en el BiblioLab demuestran que cuando estas fallas ocurren significa que lo que ha faltado es información: se ha manejado información distorsionada o incompleta.  

 

Edward Bach descubrió en las esencias florales, energías para ayudar a mitigar el dolor emocional. Aseguraba que prepararse un remedio emocional podía ser tarea de cualquier persona, algo tan simple como prepararse una ensalada, y así fue que luchó por difundir este conocimiento en los hogares. Por supuesto, para saber prepararse la “ensalada emocional” uno debe conocer los “ingredientes” en existencia. Así fue que desarrolló su sistema ultra-sencillo de asistencia emocional. El set de Flores de Bach es esa especie de despensa emocional con 38 nutrientes que todo individuo, desde la intimidad de su hogar, merece aprender a combinar. 

 

Y fundamentalmente desde el hogar porque el hogar es el punto de partida. Es el inicio de los sueños y proyectos. Es también el lugar para el descanso y la reflexión. Desafortunadamente, muchos hogares ofrecen un esquema contrario y es entonces donde se hace necesaria una formación vital y saludable que consiga evitar angustias y trastornos orgánicos innecesarios por parte de los mayores. Y orientar la vida de los más jóvenes hacia la plenitud. Bach demuestra que es la mente fresca y un mayor caudal de energía beneficiosa el componente que logra responder de manera positiva y favorable a los problemas y desafíos que hay que atender.  La buena educación emocional resulta el apoyo indispensable para todo individuo, vital para producir transformaciones de vida que resultan deslumbrantes. Si la buena educación emocional resulta ser ese tipo de influencia que marca un antes y un después en la vida de cualquier individuo, ofrecida desde temprano en el hogar, resulta una vacuna multifunción, energía sustituible ya sea para reconocer la vocación a tiempo, desarrollarse en ella, (en las palabras de Bach: para alentar al desarrollo saludable de la propia singularidad. ) o para hacer a tiempo esos cambios necesarios en cualquier etapa de la vida. 

 

Bach enseñaba a prestarse atención y valorar las intuiciones; confiaba en el poder de la reflexión; en que por sí sola la persona podía reconocer el origen emocional de sus padecimientos incluso los corporales. Después de todo, cuando nos sentimos muy mal, nuestra naturaleza nos fuerza a apartarnos y descansar. Descansar el cuerpo y la mente primero. Luego, progresando en la convalecencia, tendemos a reflexionar; nos ponemos a pensar e inspeccionar sobre aspectos de nuestro acontecer. Cuando este razonamiento es equilibrado trae progresos tanto en el cuadro clínico como del encuadre de ese aspecto de la vida que ha resultado disfuncional, inconveniente para el paciente.  Podemos comprobar esta verdad a nuestro alrededor. A raíz de un infarto, de un episodio de gravedad, muchos individuos consiguieron hacer cambios rotundos en su vida. Así aseguraba Bach: Cuando se supera el problema emocional, la recuperación completa del organismo se produce de manera natural: En la amplia mayoría de los casos, el organismo tiende a la salud.

 

Bach decía:

 

Aprenda a resolver sus problemas de salud desde su raíz emocional,  todo lo demás se resuelve por añadidura. 

 

La enfermedad es la última etapa de una causa profunda y que se encuentra en la mente...

 

Un síntoma, una enfermedad es una señal proveniente de nuestro interior indicando que algo está fallando en la personalidad, en los valores, en la vida que se está llevando. Bach decía: Pelear contra la falta aumenta su poder.

 

"Para encontrar la flor que nos ayude debemos encontrar el objeto de nuestra vida, aquello que también estamos luchando por alcanzar, y comprender también las dificultades que hay en nuestro camino...” Descubramos nosotros mismos qué batallas peleamos en particular; luego demos gracias y aceptemos esa planta que nos fue enviada para ayudarnos a alcanzar nuestros anhelos. Deberíamos recibir estas hermosas flores de los campos como un sacramento, como un  don divino para asistirnos en nuestras dificultades, desaciertos, dudas y confusiones.”

 

El lenguaje aplicado con estrategia es esa cuña que habilita estas grandes revelaciones, el recurso que permite descubrir esas necesidades y exigencias que bullen detrás de cada síntoma. Cada combinación acertada otorga crédito a la recomendación de Bach: La buena salud se recupera no peleando contra la enfermedad sino investigando su raíz emocional y operando habilidosamente sobre ella.

 

LA FUERZA DE LAS COSAS

Con el silencio de algunos, la desconfianza de otros, el horror por investigar de veras por parte de otros tantos, y fundamentalmente mediante la publicidad que de ninguna manera está interesada en promocionar remedios gratuitos como el aire, se ha conseguido inyectar la paranoia, y el escepticismo en el lugar menos conveniente, induciendo a sospechar de lo que podría resultar beneficioso, y a consumir sin cuestionar lo que podría resultar peligroso. 

Al propio Bach, reconocido patólogo, bacteriólogo en el Hospital Homeopático de Londres, su abierto afán por ofrecer educación emocional le valió la expulsión de la Sociedad Médica de su época. Si a 100 años todavía existen algunas resistencias, su filosofía, y en especial, su método de curación emocional era completamente resistida por entonces. Es de comprender que, un médico de gran prestigio promocionando remedios para la emoción y las prácticas de auto-asistencia resultara algo tan revolucionario como lo fue John Lennon promocionando la paz. Las revoluciones y las ideas vanguardistas siempre nacen afuera, o al costado del sistema. Y como suele ocurrir, la fuerza de las cosas termina imponiéndose. Los impedimentos circunstanciales no consiguieron detener la onda expansiva de su buena idea, ni debilitar su fuerza transformadora. Bach destinó sus ahorros en la difusión de su conocimiento a través de la prensa común desatando con ello un proceso ético por parte del Consejo Médico Británico. Seguido lo cual, terminó expulsado del mismo. Nada de esto lo detuvo: su afán y determinación en que la gente común se enterara de sus descubrimientos relacionados con la salud emocional, y que aprendiera a usar  los recursos naturales,  "verdaderos sacramentos", para su beneficio, con total independencia y libertad era más fuerte que la presión de sus colegas.

Todo aquél con nociones al menos rudimentarias de la historia de la terapia floral conoce la obra de Edward Bach. Conoce su descubrimiento de los remedios para la emoción, sus esfuerzos por difundir masivamente la importancia de mantener salud emocional, y por difundir esta medicina natural tan conveniente para autoasistirse con fines preventivos y potenciadores más que remediales. Observando el poder transformador de estas esencias, el proyecto de Edward Bach era extender este conocimiento tan útil entre la gente común de manera que desde los hogares se consiguiera colaborar eficazmente en la prevención de enfermedades y en prácticas de motivación a hijos, alumnos, socios y compañeros de trabajo. (Más información sobre Educación Emocional en el Hogar aquí). Le interesaba promover el interés por el cuidado personal bien entendido, y demostrar que la salud emocional, (el vigor emocional y no su sedación), es la base del estado de salud radiante y de mente brillante.   Desde Aflorarte.com, adherimos al proyecto de Bach con alegría y optimismo; El interés de que tal capacitación resulte agradable, una pausa refrescante como la Coca-Cola, y gratificante como la mejor comida nutritiva, ha sido el asunto que motivó el desarrollo del BiblioLab-/Objetivos

 

A lo largo de todos esto años desde Aflorarte.com, LoQueEngordaEsLaEmocion.com hemos comprobado una y otra vez la eficacia del sistema; la importancia del cuidado de la salud emocional como "base de operaciones" del individuo; el acierto en considerar a los síntomas como mensajeros y como guías y el poder transformador que viene de atenderlos en sus reclamos naturales más profundos. En numerosos casos un cambio afortunado de creencia, un cambio afortunado de hábito, de trabajo o de entorno, fue todo el remedio que se necesitaba, ese componente energético insustituible, para dar alimento y realce a esa energía emocional que, habiéndose agotado o debilitado, resultaba el factor enfermante.

 

Y este remedio natural siempre nace de la pregunta acertada; nunca a partir de su sedación.

A menos de 100 años de su descubrimiento, ya no es un sueño imposible la idea de satisfacer el apetito emocional como algo corriente y natural. Hoy observarse y auto-asistirse resulta para muchos algo normal, y cuando se conocen las técnicas de observación y diagnóstico precoz, prepararse un remedio floral está resultando para un número creciente de personas, una tarea tan sencilla y cotidiana como prepararse una ensalada. En su época Bach confiaba en que cuando estas costumbres finalmente se instalen, las personas con sus prejuicios superados, cambiarían automáticamente su discurso y su actitud desplazándose de la queja o la incertidumbre, a la acción eficaz. Las frenéticas consultas al médico disminuirían considerablemente mediante el ejercicio de una prudente y sabia consulta al interior instalando un método preventivo auténticamente saludable y eficaz que consigue satisfacer las innegables necesidades emocionales con antelación, de un modo completo, certero; más rápido y duradero. 

Adentro de nosotros están todas las respuestas, todos los recuerdos, todas las fantasías, los sueños y los desencantos. Cada uno de nosotros sabe de sí mismo mucho más que lo que ninguna otra persona podría jamás saber o imaginar.

Trabaje sus secretos con astucia: hay en ellos tesoros escondidos y reservados para usted únicamente. 

Quien decide entrar en su interior con honesto interés en aprender y corregir, comprueba la inutilidad de engañarse a sí mismo o de distorsionar realidades ante los demás. La mirada interior como medida preventiva, es una flecha infinitamente más certera y más saludable que la obsesiva consulta a los médicos que en muchos casos, más que una muestra de cuidado personal, debería reconocerse como una más entre tantas compulsiones y obsesiones nacidas de miedos, inseguridad, necesidad de atención.

 

La Educación Emocional es semilla de transformaciones magníficas e insospechadas.

Afortunadamente está ocurriendo ahora y funcionando de manera positiva desde variados ámbitos. La educación emocional bien entendida está demostrando su poder energizante cuyo factor principal radica en no evitar, ni manifiestar horror por los estados emocionales considerados negativos (insatisfacción, miedo, celos, ira, intolerancia, envidia, pesimismo, etc). Enseñar a lidiar con ellos; a explorarlos y satisfacerlos mediante la sincera consulta al interior es la clave. 

¿Qué tipo de emoción estoy sintiendo? ¿Qué tipo de hambre emocional estoy convocado a calmar?  

¿Reconozco el tipo de pensamiento que estoy sintiendo, y la maniobra mental que irrecusablemente debo iniciar para imprimir a mi pensamiento esa nueva y más refrescante dirección? 

Esta manera de pensar que puede resultar ingenua para algunos, revolucionaria para otros, y complicada para los más perezosos, consigue que el dolor emocional cambie de rótulo y se lo reconozca finalmente como esa necesidad humana igualmente vital y fisiológica que el hambre o la sed. Y que resulte sencilla de calmar como el hambre o la sed. Todo lo que se necesita hacer es adoptar un enfoque nutricional, satisfacer la necesidad emocional a tiempo para evitar que la misma rigidice y desarrolle una enfermedad o cualquier síntoma antipático de esos capaces de trastornarlo a uno durante años. Comentarios como los que siguen podrían resultar descabellados para muchos hombres de hoy, pero son los normales para ese hombre del mañana que Bach imaginó:

 

Estoy sediento, necesito beber Estoy hambriento, necesito comer

Estoy sobrecargado, necesito de Elm 

Como el vaso para beber, y el plato para comer, no puede faltar el razonamiento: (el "recto pensar con sincera disposición" al decir del propio Bach), si lo que se pretende es aprovecharlo todo al máximo sin derroches innecesarios para activar por fin esa actitud sanadora. 

Energía y pensamiento hacen una dupla poderosa. Aprender el tipo pensamiento que desafía y desarma una corriente emocional adversa, es cuna de superaciones inesperadas. Es el pensamiento estratégico bien explorado y estudiado  (no una afirmación positiva aprendida de memoria), el aderezo imprescindible para una "ensaladas de Bach" que resulte auténticamente nutritiva. 

*Piénselo; su dilema emocional de hoy puede tener una solución tan simple como esto. 

 

La próxima vez que se sienta inseguro, sin terminar de comprender lo que le está ocurriendo, cuando no consiga detectar por completo el tipo de hambre que indican sus emociones, usted recordará que hay alimentos para remediar su malestar emocional, y que cuenta con recursos efectivos para aprender mucho acerca de usted, de su entorno, y de esa emoción que lo visita.   

La próxima vez que se sirva un vaso de Coca-Cola, una hamburguesa, o una píldora que considere inocente, usted recordará que usted no sabe exactamente lo que está consumiendo, y antes de que sea tarde, se habrá formulado para sí mismo, la pregunta correcta.

¿Qué tipo de emoción estoy sintiendo? ¿Qué tipo de hambre emocional estoy convocado a calmar? 

¿Reconozco el tipo de pensamiento que estoy sintiendo, y la maniobra mental que irrecusablemente debo iniciar para imprimir a mi pensamiento esa nueva y más refrescante dirección?

 

En la creación del BiblioLab nos hemos propuesto ofrecer un completo programa de Educación Emocional a Padres y Educadores centrada en la noción de “alimentos” para la emoción más que en la búsqueda de remedio como herramientas de protección, restauración o combate. El BiblioLab defiende el derecho que tienen todas las personas con o sin formación académica de autoasistirse,  aprender a dar tratamiento efectivo a sus emociones. Adherimos al deseo de Bach de no dejar este conocimiento reservado a los especialistas; extender la Educación Emocional a todas las personas con o sin conocimientos médicos y, al decir de Bach,  “...a todas las personas de buena voluntad sinceramente interesadas en ayudarse y ayudar".  

Las Flores de Bach son elementos de la naturaleza considerados remedios de venta libre, recomendados por la OMS para fines preventivos- Favorecen el auto-conocimiento y la superación personal. Ayudan sin causar dependencia. Así como usted no necesita ser electricista para encender la luz, tampoco necesita ser médico para poder autoasistirse. Desde Aflorarte.com, demostramos que, adecuadamente tratadas, las esencias de Bach son la medicina para quienes no sabemos nada de medicina. Y junto con Bach, esperamos:

 

Que la simpleza de este método no los aleje de su empleo"  

 

Gracias por su tiempo,... ¡A su salud!

 

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