Educación emocional y salud

CONOCE TU POTENCIAL EMOCIONAL, OPTIMIZA TU SALUD INTEGRAL

 

Incorporar nociones de educación emocional es como contratar un seguro de vida. Permite gozar de una vida más completa, con mayores satisfacciones asomando a desafíos más grandes y enaltecedores. La Educación Emocional apunta a los futuros brillantes en las carreras, en los vínculos.  

Desarrollarse emocionalmente como padres y educadores es de crucial importancia como recurso potenciador de los talentos y también como recurso preventivo de síntomas y enfermedades.

La mayoría de las enfermedades tienen su raíz psicológica. Desde niños, el humano aprende a somatizar; a descomponerse ante las dificultades que presenta la vida, a desarrollar trastornos psicosomáticos. Desde esta perspectiva se comprende por qué la educación emocional es la vía más directa hacia un mayor bienestar general; hacia el bienestar físico y psíquico. Genera comprensión, seguridad, potencia, lucidez, mayor rendimiento, estados de alegría, estados apacibles, creativos y productivos.   La Educación Emocional permite estar realmente bien con uno mismo y con los demás, permite forjar vínculos más honestos, más claros y gratificantes.

Pero los beneficios no terminan allí.  Los niños que han gozado de una buena educación emocional desde temprano en la vida consiguen atender a las tareas con mejor disposición y rendir mejor en ellas. Descubren sus capacidades, sus aversiones. Pueden identificar qué cosas hacen porque deben cumplir con reglamentos y cuáles son aquellas cosas que hacen disfrutándolas en ciento por ciento. Y cumplen con todas las tareas a sabiendas de las emociones que en cada caso acompañan la consigna.

Es importante sobre todo interesarse por el mundo emocional de nuestros menores, interesarse por el desarrollo emocional de los niños es en buena medida permitirles experimentar cada emoción para luego explorarlas y aprender de ellas sobre nosotros y sobre el mundo en general.  Alentarlos a darse cuenta  de que las emociones existen, que nos tocan y ejercen en nosotros influencia innegable. Que son parte del humano y que cada ser humano cuenta con su propio y distinguidísimo repertorio de emociones les facilita el intercambio flexible con los demás.

Somos seres emocionales; la realidad nos toca desde nuestras primeras horas de vida y así es que empezamos a experimentar desde la cuna emociones incómodas y desagradables como la impaciencia, miedo, enfado, vulnerabilidad.  También, desde luego, desde la cuna, empezamos a sentir emociones agradables como confianza, seguridad, satisfacción, alegría Y dado que es natural en el humano expresarlas, desde la cuna las expresamos de manera contundente, a viva voz mediante el llanto, los gritos, las sonrisas, incluso las carcajadas.

Sobre todo para nosotros mismos, es importante reconocer lo que sentimos; no disfrazar las emociones, no ocultárnoslas. Ellas varían, nos predisponen a la acción. Hacemos con ellas algo conciente o inconciente. Pero siempre reaccionamos, siempre hacemos algo; no podemos dejar de reaccionar ante el impacto de una emoción. Por lo tanto, es importante contar con recursos que nos permitan hacer con ellas lo mejor que podamos. En principio, debemos aprender a aprender de nuestras emociones especialmente cuando entramos en la perplejidad y no sabemos bien cómo reaccionar. Debemos aprender a no temer ni avergonzarnos de no saber qué estamos sintiendo. En lugar de apresurarnos en darle nombre a nuestra sensación y/o emoción, es preferible y mucho más productivo, lanzarnos a explorar la experiencia. Este primer paso nos permitirá gestionar, articular nuestras emociones.

Hay que tener en cuenta que reaccionamos no tanto ante lo que ocurre, sino ante lo que interpretamos que ocurre. Tener una buena conciencia emocional nos permite gestionar, articular, arbitrar nuestras emociones,  para hacer con ellas lo más conveniente a nuestra vida individual y social.   

Cada niño alentado a estas exploraciones pronto reconoce la importancia de detectar cómo se siente él mismo en cada situación familiar, social, laboral, en soledad, en grupo, etc. Este conocimiento de sí mismo es de enorme utilidad. Tanto más cuanto le permite extenderse más allá de su persona y reconocer que los otros también experimentan cosas en su interacción con el mundo. Gracias a estos conocimientos, el joven puede finalmente desarrollar comprensión, tolerancia ,establecer empatía; establecer comparaciones útiles y entablar mejores vínculos desde temprano en la vida.

 

A medida que crece comprende la incidencia del mundo interior sobre el mundo exterior y viceversa. A medida que  reconoce la incidencia de los pensamientos sobre las reacciones y las conductas, a medida que va teniendo experiencias, va comprendiendo que las emociones son esas cargas vitales que influyen en la manera de pensar y de reaccionar de las personas.  Reconoce también,  que emoción y pensamiento son carriles que inevitablemente se interrelacionan, se influencian, y se potencian.

 ¿Es importante y útil aprender a advertir cómo se siente el otro?

Definitivamente sí.

Si como padres, es de enorme utilidad detectar los diferentes matices del mundo emocional de los hijos, no es menos importante interesarse por comprender el mundo emocional propio y el ajeno.  Al niño que haya sido favorecido con una Educación Emocional adecuada, el mundo se le presenta no como algo atemorizante sino como un interesante collage, algo que despierta su curiosidad, del cual se nutre y en el cual disfruta reconociendo los distintos matices posibles en distintas maneras de pensar y de reaccionar que tienen las personas ante las variadas situaciones que les toca vivir. Estará capacitado para entender, aceptar y anticipar que ante una misma situación distintas personas responderán de manera singular según sean sus creencias, sus valores, y sus particularísimas representaciones subjetivas. Por ello, la Educación Emocional constituye sin lugar a dudas, un tipo de conocimiento superador.  Incluye comprensiones y nociones que le hacen la vida mucho más fácil al niño emocionalmente formado que a aquél niño carente de Educación Emocional, con una formación indiferente, insuficiente o caracterizada por la estrechez de miras.

En esta lista de videos encontrará lecciones importantes que agregan a la Educación Emocional. Compártalos y disfrútelos