Gula y coronavirus

Conforme pasan los días en esta cuarentena, ¿Sientes más y más estrés?

¿Cómo lo estás manejando?

Algunos se desquitan con alguien, haciendo de la cuarentena una experiencia irritante con aquellos que comparten la vivienda. 

Otros  tapan el estrés con la comida a sabiendas de que en un futuro cercano se lamentarán.  Esta preocupación oculta puede saltar en la forma de dolores de cabeza, de espalda, trastornos estomacales. ¡O de gula!

Que la gula no te atrape

en tiempos de coronavirus

Todo eso que nos tragamos durante el día, ¿cómo lo digerimos?

El avance del coronavirus nos ha metido a todos en una rutina jamás imaginada. Vemos las noticias, vemos una película en Netflix (si termina siendo un fiasco nos enojamos), mantenemos conversaciones por las redes sociales, WhatsApp, etc. en muchos casos, nos encontramos teniendo que lidiar con la locura ajena. 

Todo tipo de cosas podrían estar sucediendo en estos días cuando el "mundo se ha cerrado" y de pronto te encuentras atrapado, sin poder salir. 

Algunas cosas resultaron ser muy buenas. Pero para muchos, eso ocurrió al principio de la cuarentena cuando por fuerza mayor, de pronto hubo tiempo de sobra para descansar, recuperarse, ponerse al día con el ejercicio físico, con la lectura, con las películas recomendadas, con los juegos en familia, con poner orden a el armario, el escritorio, la alacena; limpiar por fin ese cuarto de trastos viejos. Etc.

Sin embargo, estas cosas buenas en algunos casos, pronto se convirtieron en una nueva forma de fastidio; una nueva monotonía.  Muchas personas se están poniendo irritables; algunos con excesivo afán por controlar sus miedos. Hay preocupación, ansiedad, pánico, etc. No queda mucho espacio mental para concentrarse en la lectura. Tampoco mucha paciencia para responder a algunos mensajes alarmantes, enojosos. Para no mencionar aquellos videos melosos que dan ganas de tirar el celular por la ventana.

La gula suele surgir de la frustración. Y sin lugar a dudas, estamos viviendo momentos de gran frustración. 

Para evitar caer en la gula es necesario contar con ciertas prohibiciones interiores. o con ciertas habilidades. Un carcelero interior, un represor interior, sería un buen recurso; un instrumento verdaderamente efectivo para frenar la gula:  Cuando la gente manifiesta su miedo a los postres, a la comida que engorda. Cuando ven una torta de chocolate, una pizza, y dicen: "¡No!. No me doy estos permisos. En tales instancias se está expresando ese carcelero interior. 

Por supuesto, no es necesario aclarar que en mucha gente este carcelero interior está sobredimensionado y surge entonces la anorexia. Si concedemos a cada cosa su justa medida, y su básica función, podremos sacar provecho incluso de los personajes interiores más antipáticos.

Los represores interiores son los que te obligan a organizar tu tiempo, marcar las actividades en la agenda y respetar lo marcado. Por ejemplo, hacer gimnasia en el horario que tú mismo te has dispuesto. El represor interior te obliga a cumplir con una determinada rutina, te obliga a respetar la disciplina. Es el que te organiza y te ayuda a manejar tu mente y tus días. No es comprensivo: es exigente, intransigente, al punto de resultar agotador. 

Pero al final del día le agradeces. 

En primer lugar porque quedas con el placer del deber cumplido, terminas el día satisfecho y orgulloso de ti mismo tu poder personal.  Pero también porque intuyes que "no hacer nada" puede convertirse en un problema serio. Y puede significar en tu vida una pérdida muy seria.

La pérdida de control, pérdida de rumbo, pérdida del buen humor, pérdida del equilibrio y la tolerancia en los vínculos puede tener derivaciones nefastas.

La pérdida de horarios puede ser nefasta. El que te dé igual que sean las 9 de la mañana que las 9 de la noche puede culminar en un desbarajuste emocional importante. Y este desbarajuste emocional puede empezar expresándose con gula.  

A la órden de "Quédate en casa", todo cerró:  Y si por tu actividad perteneces al grupo social que ha debido quedarse en su casa, tienes que saber que si no te estableciste un horario, una rutina de actividades y que sigues a rajatablas, podrías caen en la gula . Y lo peor de todo:  podrías tener que arrepentirte después

Un horario y la determinación de cumplirlo puede mantenerte cuerdo. Te ayudará a darle estructura a tu día y aunque no lo creas, con ello, te aseguras un equilibrio mental y emocional. 

Respetando las horas de sueño, las 4 comidas, el aseo personal y la higiene de la casa, tengas o no tengas ganas de hacerlo. Comportándote como si tuvieras que ir a la oficina y respondiendo a un jefe exigente. 

En resumidas cuentas,  si el "no tener nada que hacer" o no saber qué hacer puede --literalmente--volverte loco, y constituye uno de los secretos de la  infelicidad, lo contrario se aplica con idéntica fuerza. 

La gula nace del sentirte sin recursos: ansioso, furioso, enojado, aburrido. deprimido, estresado y por favor, no lleguemos al extremo de homicida o suicida.  


Antes de que sea demasiado tarde, si estás sintiendo gula y desquitándote con la comida, prueba con el siguiente ejercicio mental para despertar. Para comenzar a desarrollar tu capacidad de mantenerte entero, despierto, ingenioso, que la gula no te atrape mientras esperas a que el mundo vuelva a ponerse en marcha.

El ejercicio pertenece al programa de Coaching Online para adelgazar de LoQueEngordaEsLaEmocion.com

¡Disfrútalo!